viernes, 30 de enero de 2009

Masculinismo

El masculinismo es un conjunto deideologías que se encuentran entre las corrientes de los movimientos masculinos. Consiste en teorías sociales, movimientos políticos y filosofías morales que se basan sobre todo en las experiencias de los varones. Propone analizar la desigualdad de género y promover los derechos de los hombres, sus intereses y preocupaciones. Los masculinistas ven esta ideología como una visión igualitaria de las cuestiones de género, enfocada en las experiencias de los hombres.

La primera respuesta secular ante el feminismo provino de Ernest Belford Bax por lo que se lo considera como el primer masculinista. Fue un teórico en la cúspide del socialismo de comienzos del siglo XX y socio de Carlos Marx, que en respuesta al feminismo, escribió su libro El Fraude del Feminismo, cuyos capítulos llevan títulos como La Cruzada Anti-Hombre, Siempre las Inocentes Heridas y La Falsa Caballerosidad. Otro posible texto temprano, que abarca varios temas aún vigentes, fue el libro de posguerra En Defensa de las Mujeres de Henry Louis Mencken, publicado en 1917.
En su forma moderna, el masculinismo ha evolucionado como respuesta a los papeles cambiantes de las mujeres. El activismo feminista a favor de las mujeres profesionales condujo a una campaña similar a favor de los padres. Por ejemplo, luego de varios programas de televisión de los años 70 sobre mujeres trabajadoras, se produjeron numerosas series sobre padres solteros, además de la película Kramer contra Kramer, que explora el tema de la custodia infantil. Sin embargo, el masculinismo no se limita a ser una respuesta frente al feminismo. Aunque algunas ideas masculinistas están enfrentadas con la visión feminista, existen muchos temas, como la paternidad y el servicio militar obligatorio, que han sido identificados como preocupaciones masculinas en sí mismas. Es decir, temas que el masculinismo aborda y que nunca antes habían sido tratados.
En la década del 90 y años 2000, el término ganó popularidad, en parte gracias a autores como
Warren Farrell, a quien se considera en la actualidad el autor más notable en el uso del término.

Los masculinistas mencionan la existencia de leyes sesgadas, aplicación selectiva de las mismas y la negación de sus derechos civiles como ejemplos de discriminación contra los hombres, tanto adultos como jóvenes. Sus preocupaciones y reclamos incluyen las siguientes temáticas:


Discriminación
Legislación que toma en cuenta las necesidades de las mujeres sin considerar necesidades equivalentes en los hombres.
Prejuicios contra los hombres en el sistema judicial, como condenas más largas por los mismos crímenes.
Las leyes que separan a las víctimas de los acusados pueden impedir que los hombres acusados de violación tengan un juicio justo.
En algunos estados de EEUU., las mujeres pueden casarse a menor edad que los hombres.

Educación
Carencia de asistencia educativa para los jóvenes varones, dado que su desempeño en los niveles superiores es menor al de las mujeres.
En algunos estados de EEUU es legal tener escuelas femeninas, pero no escuelas masculinas.
Existe la preocupación de que en algunas universidadeslos programas de estudios femeninos se ocupan más en enseñar ideología feminista que igualdad de género. El contenido y énfasis de estos cursos varía, y algunos incluso tratan sobre masculinidad, pero los masculinistas temen que muchos de estos cursos inciten a la hostilidad contra los hombres.
Algunas universidades también llevan a cabo programas sobre estudios masculinos. Hay feministas que sostienen que estos cursos son redundantes, pues a través de la historia la academia se ha enfocado predominantemente en los hombres. Quienes apoyan estos cursos señalan que la mayoría de los temas no tiene que ver directamente con estudios de género.
Empleo
En muchas ocupaciones los criterios de admisión son más duros para los hombres, como en el ejército, la policía y los bomberos. Los masculinistas sostienen que el exigirles a los hombres en estos trabajos que tengan más fuerza física que las mujeres les impone a ellos una mayor carga de trabajo físico por el mismo pago.
Existe desigualdad en la protección social de las licencias laborales paternas en comparación con las licencias maternas.
Trabajos en los que se emplea exclusivamente a mujeres y que no se considera discriminación.
Paternidad
Embarazos llevados a término a pesar de acuerdos previos sobre su terminación, lo que somete a los hombres a responsabilidades parentales no deseadas o expectativas sobre la manutención de los hijos (véase Dubay v. Wells).
Los masculinistas creen que debe haber paternidades iguales sin importar la división laboral en el matrimonio; se oponen a actitudes como la expresada por la Comisión Australiana sobre Discriminación Sexual, en el sentido de que la igualdad de custodia debe comenzar con "tiempo igual de paternidad, dejando intacto el matrimonio", es decir, que sólo cuando los hombres trabajan medio tiempo debe dárseles a los padres la misma oportunidad que a las madres de cuidar a sus hijos después de una separación, por lo que piden:
Igualdad en los derechos de custodia, como la Custodia compartida.
Salud
Relativa falta de fondos para la salud masculina; se dirige mucho más dinero para financiar causas femeninas (por ejemplo, se investiga más el cáncer de seno< que el cáncer de próstata).
Opciones limitadas de anticoncepción masculina.
La modificación o mutilación de los genitales femeninos se considera inmoral, cuando no ilegal, mientras que la circuncisión no vinculada a problemas de salud está extendida y aceptada en los bebés varones.
Sociedad
Falta de defensa de los derechos de los hombres; mayor número de programas sociales a favor de las mujeres que de los hombres.
Agencias especiales del gobierno para ofrecer asistencia a las mujeres, sin oficinas equivalentes para los hombres.
Hombres encarcelados por no poder pagar la manutención de sus hijos.
Falta de normatividad sobre fraudes de paternidad.
Violencia
Los hombres son obligados a arriesgar sus vidas en el servicio militar obligatorio exclusivamente masculino.
Se concede más importancia a las descripciones de violencia contra las mujeres (por ejemplo, el cliché "ni con el pétalo de una rosa").
Los padres condicionan a los muchachos en papeles agresivos y a las chicas en papeles protectores (por ejemplo, soldados de juguete y muñecas maternales).
En los medios, la violencia contra los hombres suele presentarse jocosamente. La violencia verbal hacia los hombres es tolerada y presentada de forma positiva. La violencia situacional con actitudes de humillación es presentada en los anuncios como un modelo correcto.
Los artículos noticiosos especifican cuando un acto violento se dirigió contra mujeres o niños (y no a la inversa), lo que da a entender que sus vidas valen más que la de un hombre. Comportamientos calificados como sexistas que se condenan en el hombre pero que se ve como algo jocoso o divertido en las mujeres, por ejemplo, a los hombres que asisten a espectáculos de mujeres Streepers, se les tilda como misóginos, sexistas, insensibles y que solo ven a la mujer como un objeto sexual, mientras las mujeres que asisten a Shows de hombres Streepers, no se les aplican ningún calificativo negativo y mas bien se les alienta a hacerlo.
Se suele asumir la inocencia de las mujeres, y se las trata con más consideración, lo cual puede producir castigos desproporcionados para crímenes similares, acusaciones de violencia doméstica contra hombres agredidos, y más chicos que chicas muertos por sus padres.
La incapacidad de la sociedad para resolver asuntos como las violaciones en las cárceles.

Variaciones de la ideología
Pueden distinguirse dos posturas dentro del masculinismo. Una sostiene que el término "masculinismo" describe la creencia de que los géneros masculino y femenino deben considerarse complementarios y necesariamente interdependientes. Se resalta la idea de que los papeles de género diferenciados son naturales y deben estar libres de interferencia gubernamental. La otra postura, como la esgrimida por Warren Farrell, en lugar de la creencia en diferencias inalterables, apoyan una ideología de equivalencia entre los sexos. Definen al masculinismo como "un movimiento para facultar a los hombres en la sociedad y para reparar la discriminación contra los hombres".
La diferencia descripta se ve por ejemplo en el ámbito de la religión: mientras que algunos masculinistas apoyan un papel de liderazgo general para los hombres (como se expresa en La Inevitabilidad del Patriarcado, de Steven Goldberg), otros defienden una igualdad relativa entre los géneros. Esta dinámica entre conservadores y liberales ilustra la diversidad de un movimiento que, no obstante, tiene el propósito común de promover el bienestar de los hombres.
Como es el nombre de un movimiento político y social, el masculinismo suele considerarse sinónimo de los movimientos por los derechos de los hombreso por los derechos de los padres. Sin embargo, muchos de los movimientos por los derechos de los padres distinguen con claridad entre el masculinismo y sus propios enfoques acerca de las relaciones de género. Algunos masculinistas sostienen que existe un matriarcado velado, y se fijan como una de sus metas destronarlo y elegir a políticos masculinistas, a quienes se atribuye motivaciones más altruistas. Teóricos como David Constantine prevén cambios estructurales en la tributación u otras áreas para compensar lo que considera diferencias y expectativas naturales entre los géneros.

La visión conservadora
Los masculinistas conservadores tienden a creer que las diferencias profundas entre los géneros son inherentes a la naturaleza humana. Creen que las feministas que han denunciado los roles de género diferenciados como construcción artificial opresiva están llevando a cabo un ejercicio falaz al tratar de negar esas diferencias por la legislación y otros medios. Muchos conservadores creen que el feminismo ha desempeñado un papel en las altas tasas de divorcio, alienación de los géneros, chauvinismo femenino, timidez sexual en los hombres, desintegración de las comunidades, hijos sin padres, deserción escolar, drogadicción,consumismo, embarazos adolescentes, suicidios de hombres, crímenes violentos (en especial asesinato), comportamiento irascible al volante y hacinación carcelaria.
Los críticos de las leyes igualitarias (comenzando con la Civil Rights Act de 1964 en los Estados Unidos) creen que éstas han ayudado a dar preponderancia a la ideología feminista, y que esas leyes sirven principalmente a las mujeres y han creado una significativa discriminación anticonstitucional contra los hombres. Los masculinistas conservadores tienden a considerar el patriarcado como resultado inevitable de las diferencias biológicas entre los sexos. Sugieren que las feministas usan la idea de "víctimas indefensas ante la opresión patriarcal" para cortar los derechos de los hombres y justificar su actitud negativa hacia ellos. Según estos masculinistas, esto ha producido un matriarcado velado, ayudado por la caballerosidad hacia las mujeres, que en sí misma contradice el argumento de la opresión. En el extremo se encuentran quienes sostienen que el poder masculino es un derecho divino, y exigen el retorno a un patiarcado responsable.

La visión progresista
Este enfoque describe tanto al masculinismo como al feminismo como intentos de corregir las desventajas inducidas por los papeles de género. Mientras que las feministas atienden los asuntos en donde la mujeres se sienten en desventaja (como la igualdad laboral en cuano a sueldos y ascensos), los masculinistas se orientan hacia las áreas en las que perciben desventajas para los hombres, como el divorcio, la custodia, la salud, la educación y el sistema judicial y carcelario. Estos masculinistas suelen no rechazar el feminismo como concepto pero si hacer objeciones y refutar aspectos o visiones expresadas por el feminismo.
Actualmente, uno de los máximos representantes del masculinismo progresista es Warren Farrell, autor de libros como The Myth of Male Power (El Mito del Poder Masculino). En dicho libro sostiene que ambos géneros se ven perjudicados por los roles "bisexistas" del pasado: un sexismo que oprime a los dos géneros. Se enfoca en remarcar la compatibilidad de los movimientos: "Uso dos tribunas: el Doctor Farrell, el masculinista, y el Doctor Farrell, el feminista". Fred Hayward, en su discurso al Congreso Nacional por los Hombres en 1981, afirmó que "No debemos revertir el movimiento de las mujeres; debemos acelerarlo... La liberación de los hombres no es un retroceso, pues no hay nada en los roles sexuales tradicionales a lo que yo desee regresar".
Esto sugiere que el masculinismo en cierta forma puede ayudar al movimiento de las mujeres y es por eso que una parte del feminismo ha recibido con ánimo las ideas masculinistas como aliados contra el sexismo, mientras que otra parte lo ve como una amenaza al espacio que las mujeres necesitan para hacerse oír. Por su parte, los igualitaristas (que simpatizan con las quejas legítimas hechas por hombres y mujeres) piden que tanto masculinistas como feministas que estén verdaderamente interesados en la igualdad se unan bajo el estandarte del igualitarismo de género.

1 comentario:

  1. tendriamos q hablar de ello chicos, lo comentamos asi por lo bajin pero no estaria mal sentarse a hablar de ello, con andrea dijimos de pasarnos por una asociacion que hay en el casco para informarnos, no apuntarnos sino q nos dieran unas pautas!! como lo vemos???

    cojonudo esto del blog, gracias maria, me siento tontisimo con las nuevas tecnologias, parezco a mi awela!!

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